Izanagi (イザナギ? registrado en el Kojiki como 伊弉諾, y en el Nihonshoki como 伊邪那岐; también escrito como 伊弉諾尊) es una deidad nacida de las siete generaciones divinas en la mitología japonesa y en el sintoísmo, es también referido en el Kojiki como "el hombre que invita" o Izanagi-no-mikoto.
Él y su esposa Izanami
crearon muchas islas, deidades y antepasados de Japón. Cuando Izanami
murió dando a luz, Izanagi intentó (pero falló) rescatarla del Yomi (el inframundo). En el rito de limpieza posterior a su regreso, él engendró a Amaterasu (la diosa del Sol) de su ojo derecho, Tsukuyomi (el dios de la Luna) de su ojo izquierdo, y Susanoo (el dios de las tormentas y tempestades) de su nariz.
La historia de Izanagi e Izanami tiene parecido con el mito griego de Orfeo y Eurídice.
Pero hay también grandes diferencias. Cuando Izanagi mira antes de
tiempo a su esposa, él contempla su monstruoso e infernal estado y ella
se avergüenza y enfurece, por lo que le persigue para matarle. En esto
se asemeja en cierto modo al mito de Cupido y Psique,
aunque al contrario (Psique teme que Cupido fuera un monstruo, pero
descubre en su lugar a un hermoso joven). Izanami falla, pero promete
matar a mil personas cada día. Izanagi replica que mil quinientas
personas nacerán cada día.
Mitologia Japonesa
jueves, 11 de abril de 2013
viernes, 15 de marzo de 2013
Dioses de la mitologia japonesa: Susano'o
Susanoo nació de la nariz de su padre Izanagi, cuando este se dio un baño para purificarse (típico en la tradición japonesa) de su desgraciado incidente en Yomi-tsu-kuni, la tierra de los muertos, cuando quiso rescatar a su amada Izanami de este reino. Susanoo mostró desde su infancia una actitud agresiva, pero un gran potencial, al fin y al cabo. Cuando su padre, Izanagi, quiso repartir su reino con sus tres hijos (Amaterasu,Tsukuyomi y Susanoo), Amaterasu recibió el sol y el cielo, Tsukuyomi recibió la luna y la noche, y Susanoo recibió el rayo, la tierra y el mar; pero esto no era lo que quería el dios: Susanoo se enfureció pero, como era consciente de que la ira de su padre era un peligro muy serio, esperó a que Izanagi se fuese al descanso divino, para luego enfrentarse con su hermana. Este enfrentamiento (que causó consecuencias muy serias) hizo que el consejo de los ochocientos dioses le expulsasen del cielo.
Dioses de la mitologia japonesa: Tsukuyomi
Tsukuyomi era el segundo de los "tres hijos nobles", nacidos cuando Izanagi, el dios que creó la primera tierra, Onogoro-shima, se bañó para limpiar sus pecados al escapar del inframundo y de la ira de su esposa Izanami. Tsukuyomi nació cuando Izanagi se limpió su ojo izquierdo, aunque en otra versión de la leyenda, éste nació de un espejo de cobre blanco que Izanagi sostuvo en su mano izquierda.
Tsukuyomi ascendió a los cielos (Takamagahara) mediante la escalera celestial, donde vivió con su hermana, Amaterasu, la diosa solar, hasta que éste mató a Uke Mochi, la diosa de la comida, en una fiesta (esta terrible acción, que afectará negativamente al dios, resulta algo muy positivo para los seres vivos: del cuerpo de Uke Moochi surgieron los alimentos terrenales fundamentales, ya que de los ojos surgió el arroz, de sus orejas aparece mijo, de sus genitales trigo, de la nariz surge judias pintas y del recto la soja). Desde entonces, Amaterasu se enfadó tanto que no paró de moverse a través de los cielos, huyendo siempre de Tsukuyomi. Por esta razón la luna y el sol nunca se encuentran.
En otras versiones de esta historia, Uke Mochi fue asesinada por Susanoo que se utilizó para resaltar el caracter agresivo del dios del rayo.
Dioses de la mitologia japonesa: Amaterasu.
Según se cuenta en el Kojiki, la Megami (Kami en femenino) nació del ojo izquierdo de Izanagi cuando se purificaba tras su intento fallido de rescatar a Izanami, naciendo de similar manera sus hermanos Susanoo y Tsukuyomi.
El Kojiki la describe como la Megami de la que emana toda la luz, y en
numerosas ocasiones se hace alusión a ella como la Megami del sol por la
calidez y la compasión por aquellos que la adoran.
Tras la vergonzosa conducta de su hermano Susanoo, Amaterasu se encerró en una cueva. Al no estar ella el Sol no salía y el mundo se cubrió de tinieblas, los campos morían y el mundo se helaba. Los demás dioses temiendo que las tinieblas perduraran para siempre organizaron una fiesta en la puerta de la cueva. El ruido exterior atrajo mucho la curiosidad de Amaterasu, quien salió y se encontró con una Megami brillante y llena de luz. Un segundo después se dio cuenta que era su propio reflejo en el espejo. La mayor parte de los mitos giran en torno a un incidente en el que la Megami queda atrapada en una cueva por culpa de las acciones de su hermano Susanō. Sumido en un fuerte estado de embriaguez, este arrasa los campos de arroz de Amaterasu, llena todos sus canales de irrigación, y arroja excrementos en su palacio y templos (en otra versión estas acciones se deben a la furia del dios tras perder una competición destinada a subsanar su descontento con el reparto que su padre había hecho de cielo, noche y océanos entre los tres hermanos). La megami le ruega a su hermano que se detenga, pero este la ignora y llega incluso a arrojar el cadáver del caballo "celestial" a sus doncellas, que se encontraban tejiendo. Las mujeres mueren a causa de las astillas de madera que al romperse el telar atraviesan sus cuerpos (la mayoría de las versiones dicen que son sus órganos reproductivos los que son alcanzados por la madera).
Es tan influyente en la cultura japonesa que ha sido utilizada inumerables veces en Animes, series, videojuegos...
Tras la vergonzosa conducta de su hermano Susanoo, Amaterasu se encerró en una cueva. Al no estar ella el Sol no salía y el mundo se cubrió de tinieblas, los campos morían y el mundo se helaba. Los demás dioses temiendo que las tinieblas perduraran para siempre organizaron una fiesta en la puerta de la cueva. El ruido exterior atrajo mucho la curiosidad de Amaterasu, quien salió y se encontró con una Megami brillante y llena de luz. Un segundo después se dio cuenta que era su propio reflejo en el espejo. La mayor parte de los mitos giran en torno a un incidente en el que la Megami queda atrapada en una cueva por culpa de las acciones de su hermano Susanō. Sumido en un fuerte estado de embriaguez, este arrasa los campos de arroz de Amaterasu, llena todos sus canales de irrigación, y arroja excrementos en su palacio y templos (en otra versión estas acciones se deben a la furia del dios tras perder una competición destinada a subsanar su descontento con el reparto que su padre había hecho de cielo, noche y océanos entre los tres hermanos). La megami le ruega a su hermano que se detenga, pero este la ignora y llega incluso a arrojar el cadáver del caballo "celestial" a sus doncellas, que se encontraban tejiendo. Las mujeres mueren a causa de las astillas de madera que al romperse el telar atraviesan sus cuerpos (la mayoría de las versiones dicen que son sus órganos reproductivos los que son alcanzados por la madera).
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